El legado de Nadal: La lucha constante más allá de las victorias y los récords
Después de más de 20 años siguiendo a Rafael Nadal Parera, estamos descubriendo una faceta decisiva de su carácter: cómo enfrenta los finales. Este nuevo capítulo nos muestra a un Nadal que no se rinde ante la adversidad, demostrando que negociar los epílogos es una parte fundamental de la experiencia humana.
Platón y Cicerón enseñaban que filosofar es aprender a morir, y existen dos actitudes esenciales ante el final: la aceptación tranquila y la rabia furibunda. Nadal, tras un partido excepcional contra Alexander Zverev, ha revelado su intención de seguir compitiendo.
Nadal vs. Federer y Djokovic: Diferentes motores de grandeza
En su día, Nadal insistió en que lo que le motiva es competir, no los récords, una clara alusión a Novak Djokovic. Esta diferencia se ha vuelto más evidente: Federer busca la belleza y excelencia, Djokovic la gloria estadística, y Nadal la pelea misma. Roger es idealista, Novak materialista; Parera, estoico y existencialista, acepta y luego abraza el conflicto.
Como decía el profesor Lupin en Harry Potter: “tu mayor miedo es el miedo mismo, eso es muy sabio, Potter”. Para Nadal, el motivo de la lucha es la lucha misma, un principio sabio que guía su carrera. Nadal empuja su propia “gran pelota de tenis” montaña arriba, sólo para que ruede montaña abajo nuevamente. Pero debemos imaginar a Nadal contento, gane o pierda, si ha podido ser competitivo.
Las críticas y la verdadera razón detrás de la lucha de Nadal
Se han escuchado críticas a su postura basadas en dos argumentos: “ya no es el que era, que acabe bien” y “no va a ganar nada nunca más”. Los idealistas, seguidores de Federer, buscan un final glorioso y nostálgico; los seguidores de Djokovic, buscan reconocimiento extrínseco y resultados. Sin embargo, Nadal está completando el mosaico de su personalidad en esta última etapa de su carrera.
Aunque no gane nada nunca más, seguirá peleando mientras no exista un dolor insoportable. Para Nadal, la recompensa nunca fue ganar siempre, sino la dignidad de luchar. Este absurdo pierde su vértigo cuando se abraza como a un viejo amigo bromista. Desde esta óptica, Nadal está siendo más Nadal que nunca, mostrando una versión de sí mismo que acepta y valora la lucha continua.