El calentamiento del Mediterráneo y la ocupación de llanos fluviales agravan los efectos de la DANA en España
La reciente DANA en Valencia y Castilla-La Mancha ha causado devastación, con casi un centenar de muertes y numerosas desapariciones, convirtiéndose en el peor episodio de gota fría en el siglo XXI en la región. Científicos del CSIC advierten sobre los efectos del calentamiento del Mediterráneo, que se encuentra dos grados por encima de la media histórica, aumentando la intensidad de los fenómenos meteorológicos en la zona. Antonio Turiel, investigador del CSIC, explica que cuando una DANA entra en contacto con el vapor de agua caliente del Mediterráneo, la topografía de la región obliga a este vapor a ascender, lo cual genera lluvias torrenciales.
La ocupación de zonas inundables también ha contribuido a la magnitud del desastre. La construcción en llanuras de inundación expone a la población a graves riesgos, según expertos en geología y gestión de catástrofes naturales, quienes consideran que la ocupación urbana en estas áreas aumenta el impacto de eventos como la DANA.
La falta de coordinación y los efectos del cambio climático detrás de la catástrofe
Sergio Vicente, investigador del CSIC, considera que la falta de coordinación entre las autoridades contribuyó a las graves consecuencias de esta DANA. Aunque los modelos de alta resolución advertían de precipitaciones de hasta 400 litros por metro cuadrado, Vicente sostiene que se pudo haber hecho más para proteger a la población. Mar Gómez, directora de meteorología de Eltiempo.es, explica que el aviso rojo emitido alertaba de un riesgo extremo, pero varios factores como la temperatura del Mediterráneo y la presencia estática de la tormenta intensificaron las precipitaciones en zonas vulnerables.
La urbanización en áreas inundables y el cambio climático se presentan como factores que aumentan el riesgo de estas catástrofes. Según Rubén del Campo, meteorólogo de Aemet, la temperatura del Mediterráneo ha generado condiciones perfectas para lluvias torrenciales, y los efectos del cambio climático harán que estos eventos sean cada vez más comunes y difíciles de predecir.
Estrategias para mitigar el impacto de futuras DANAs en el Mediterráneo
Para reducir el impacto de futuras DANAs, el geólogo Antonio Aretxabala propone una “retirada estratégica” de las construcciones en áreas propensas a inundarse. Este enfoque consiste en trasladar gradualmente edificaciones ubicadas en llanuras de inundación, devolviendo a los ríos su área natural y reforestando las riberas para frenar el flujo de agua en caso de riadas. Según Aretxabala, esta estrategia ya ha sido aplicada en Navarra tras las inundaciones de 2021, con resultados positivos en la mitigación de riesgos.
Los expertos coinciden en que se necesita una gestión del territorio más consciente y preventiva para enfrentar los efectos de un Mediterráneo recalentado. La combinación de temperaturas más altas y la ocupación inadecuada de zonas inundables representa una amenaza significativa, y la implementación de medidas como la retirada estratégica se vuelve esencial.